Irán

Me llamo Ava, tengo 24 años. Por estos días en Teherán muchas mujeres y chicas están protestando en las calles contra la ley del hiyab, la misma ley que llevó a la muerte de Mahsa Amini. Mahsa fue asesinada hace tres años solo por no llevar bien puesto el velo; con ella murieron nuestros derechos, nuestra voz, nuestra libertad. Por eso decidimos protestar contra un sistema que no nos deja respirar y que no nos considera seres humanos. Sin embargo, no había previsto que aquí en Teherán una mujer no puede simplemente decidir protestar y hacerlo libremente; también hay que considerar que podría no volver nunca a casa. Y eso fue exactamente lo que me pasó: durante la protesta, dos policías me secuestraron a la fuerza, me vendaron los ojos y me arrojaron violentamente en la parte trasera de su coche. Cuando me quitaron la venda, estaba en una sala de interrogatorios. Al lado debían de haber más salas, porque se escuchaban gritos y llantos. Los agentes me ataron a una silla y empezaron a golpearme, llamándome puta y traidora. Incluso me obligaron a comer globos de plástico que los manifestantes llenan de pintura para arrojarlos a la policía. Cuando ya no podía más, me desataron y me violaron sexualmente varias veces con un garrote, el mismo con el que golpearon mortalmente a mi amiga Nasrin unas horas antes. La rabia que siento por lo que ocurre con las mujeres en Irán es indescriptible. Me gustaría gritarla al mundo, pero no puedo, porque después de esas 42 horas infernales en la sala de interrogatorios, mi cuerpo no resistió: las violencias sufridas me causaron una grave hemorragia interna. Tenía muchos sueños, entre esos convertirme en médica, pero dos hombres fuera de control decidieron mi destino. Espero que la lucha que yo no podré llevar adelante, la continúe mi hermana Mina. Ella tiene 26 años, está casada pero quiere divorciarse; y aunque su marido la maltrata todos los días, tiene miedo de perder a su hijo Asad y no encuentra la fuerza para poner fin a todo esto. Yo la entiendo, pero también le deseo que logre luchar por sí misma y por todas nosotras.

Esta historia es poderosa, y los datos que siguen demuestran que no está en absoluto sola…

Con la fundación de la República Islámica en 1979, los derechos que las mujeres habían conseguido bajo el régimen monárquico anterior fueron recortados drásticamente, al igual que la forma en que se percibe a las mujeres en la sociedad.

Brecha de género en cargos directivos → Según datos de 2023, el 49,9% de la población iraní considera que las mujeres están menos capacitadas que los hombres para ocupar puestos de poder en el ámbito laboral. Sin embargo, cerca del 97% de las mujeres iraníes sabe leer y escribir, un 66% posee un título universitario y, de ese grupo, un 70% ha estudiado en áreas STEM. De manera similar, el 55,3% de la población cree que los hombres son más aptos que las mujeres para desempeñar cargos políticos. En la práctica, solo el 5,6% de las mujeres iraníes tiene voz en política. Además, el Informe Global sobre la Brecha de Género de 2023 situó a Irán en el puesto 143 de 146 países analizados: solo el 21,9% de las mujeres ocupa cargos de poder y ellas ganan apenas el 17,1% del salario que percibe un hombre por el mismo trabajo.

Discriminación legal en casos de violencia contra las mujeres → Irán se encuentra entre los países con mayores tasas de violencia sexual dentro de la pareja: el 31% de las mujeres de entre 15 y 49 años ha sufrido este tipo de abusos a lo largo de su vida. La violación solo se castiga si la víctima logra demostrarla, enfrentándose a múltiples obstáculos legales que favorecen al agresor. Además, si el violador es el esposo, el acto ni siquiera se considera legalmente como violencia sexual.

Discriminación legal en el divorcio → El divorcio es posible, pero solo si la mujer logra probar ante un juez que su marido ha cometido alguna falta grave. Aun así, pocas mujeres solicitan el divorcio, ya que, en la mayoría de los casos, perderían la custodia de sus hijos.

Discriminación legal en la libertad de movimiento → La vida de las mujeres iraníes también está controlada por normas sobre su vestimenta. La Ley de Protección Familiar mediante la Promoción de la Cultura de la Castidad y del Uso del Hiyab, que entró en vigor el 13 de diciembre de 2024, endureció aún más las sanciones económicas y legales contra todas las niñas mayores de 12 años que no lleven el hiyab o no lo lleven de forma “correcta”. Además, contempla la pena de muerte para los casos más graves, catalogados como el delito de “corrupción en la Tierra”. Esta ley no solo atenta contra los derechos humanos de las mujeres en Irán, sino que también ha generado una fuerte tensión social, ya que cualquier persona puede denunciar a otra por infringirla. Por todo ello, expertos de las Naciones Unidas siguen exigiendo su anulación.