Zambia

La violencia de género es un problema que ha estado presente durante décadas en Zambia. Aunque puede referirse a actos dirigidos a ambos géneros, en Zambia ha aumentado especialmente la violencia contra las mujeres, particularmente en el ámbito doméstico. Las mujeres suelen enfrentar violencia doméstica por parte de sus esposos, quienes pueden sentirse con derecho a ejercer poder sobre ellas, especialmente cuando son los proveedores principales de la familia. A pesar de la existencia de movimientos y leyes para proteger a las mujeres, la cultura zambiana destaca el concepto de “shipikisha” en el matrimonio, que se traduce como resistencia o aguante, lo que lleva a muchas mujeres a regresar con sus abusadores. Desafortunadamente, muchas vidas se han perdido debido a este problema. El empoderamiento económico y la desigualdad laboral afectan gravemente a las mujeres en Zambia, donde a menudo son consideradas una opción secundaria en el ámbito laboral. Esta percepción proviene de creencias culturales que ven a las mujeres como una carga debido a sus roles reproductivos, generando preocupaciones sobre la licencia por maternidad y las responsabilidades del cuidado infantil. Como consecuencia, los empleadores pueden priorizar a los hombres en los procesos de contratación y promoción, lo que refuerza las disparidades de género en el mercado laboral y limita la independencia económica y el avance profesional de las mujeres. Abordar estos prejuicios es esencial para fomentar la igualdad de género y garantizar que las mujeres puedan participar plenamente en el mercado laboral. El matrimonio infantil y los embarazos adolescentes siguen siendo problemas prevalentes en las zonas rurales de Zambia, donde niñas de tan solo nueve años son a menudo casadas como novias infantiles o víctimas de violencia sexual, lo que resulta en embarazos precoces.

A pesar de las leyes y los movimientos de defensa que luchan contra estas prácticas, las normas culturales y las presiones económicas siguen contribuyendo a la persistencia de estas situaciones perjudiciales. Muchas familias ven el matrimonio de sus hijas como una solución económica, lo que perpetúa un ciclo de pobreza y limita las oportunidades educativas y personales de estas jóvenes. Abordar este problema requiere un enfoque integral que incluya educación, participación comunitaria y una aplicación más estricta de las leyes existentes para proteger los derechos de los niños. A pesar de los avances en la educación de las niñas, muchas aún no tienen la oportunidad de ser educadas, especialmente si provienen de familias de bajos recursos, lo que las lleva a enfrentar el matrimonio temprano o los embarazos adolescentes como única opción.

Esta historia es poderosa, y los datos que siguen demuestran que no está en absoluto sola…